Estudio sobre la relación entre las emociones positivas y la salud.
Investigadoras: Laura D. Kubzansky – Universidad Harvard, Laura Richman – Universidad de Duke, Joanna Maselko Centro Médico de la Universidad Duke
año: 2005
resumen:
Investigación sobre la relación entre emociones positiva y salud. En el estudio se consideraron dos emociones positivas: la esperanza y la curiosidad, y 3 tipos de enfermedades diagnosticadas médicamente: hipertensión, diabetes mellitus e infecciones del tracto respiratorio.
Los resultados sugieren la función protectora de las emociones positivas (esperanza y curiosidad) frente a enfermedades de diferentes tipos (cardiovascular, metabólico y respiratorio).
¿Cuáles son los mecanismos que actúan? Son dos principalemente. El primero es que la experiencia del afecto positivo (emociones agradables) refuerzan el sistema inmunológico directamente. Varios parámetros inmunes ha demostrado susceptibilidad a la influencia de estas emociones. Otro mecanismo de influencia de la emoción positiva sobre la salud, es que las personas con una emocionalidad mayormente positiva, prestan más atención hacia información relevante sobre los riesgos para su salud.
Puedes consultar el artículo de investigación (en inglés) haciendo clic aquí .
Este equipo de investigadoras confirmó la intuición del Voltaire:
Decidí ser feliz porque es bueno para la salud.
VOLTAIRE
ya que las emociones positivas actúan como factor de protección ante el desarrollo de estas enfermedades.
Este factor de protección se adquiere:
-Entre un 40 a 50% debido a nuestro nivel base de optimismo (carácter).
-Un 20 a 30% por las condiciones de vida (país, cultura, nivel de renta, nivel educativo, etc.),
-Y un 20 a 30%, quizá hasta el 40% puede ser «aprendido».
Todas las personas tenemos un nivel base determinado de optimismo que proviene de nuestra genética y aprendizajes en la primera etapa de nuestra vida. Esto parece que no podemos variarlo si ya somos personas adultas.
Sobre la parte de nuestro optimismo que dependen de las condiciones de vida, en muchas ocasiones, puede que tengamos un escaso margen de maniobra para incrementarlo.
Pero sí que podemos incidir en ese 20 a 30%, incluso 40% que podemos aprender y entrenar.
¿Y cómo? Consiguiendo estar más tiempo en un estado emocional agradable, disfrutando intensamente de esas emociones agradables y positivas, entregándonos a ellas en cuerpo y alma, por pequeñas, habituales y cotidianas que nos parezcan: un saludo, un gesto amable y beso, la agradable sensación del agua en el cuerpo, o la suave caricia del sol de la mañana en la cara.. Es el saboreo.
Este «entrenamiento» nos contribuirá a que seamos personas más optimistas y aunque las dificultades son inherentes a la vida, y todas la personas las tenemos, nuestro mayor nivel de optimismo nos dará fuerza para encararlas sin menoscabar nuestra salud.
Por eso es importante sentirnos satisfechas con nuestros progresos sean pequeños o grandes, en lugar de enfocarnos y obsesionarnos por lo que nos falta. Es muy importante que aplaudamos nuestras pequeñas victorias cotidianas, aunque sean diminutas, valorando el avance día a día, semana a semana, mes a mes. El optimismo alarga la vida.
¡Vamos a por ello!
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