DURACIÓN DEL AUDIO: 12 minutos
Todas las personas tenemos la tendencia natural a identificarnos con nuestros pensamientos, y con nuestras emociones:
…soy una tragona, soy una ansiosa, soy poco sociable,…
Y establecemos esta identificación dependiendo de lo que hayamos pensado sobre las experiencias de nuestra vida, de lo que pensamos sobre nuestros compotamiento y de lo que entendemos que nos dicen las otras personas sobre nosotros.
Eso significa que estamos experimentado nuestra vida a través de eventos mentales: pensamientos, y las emociones que nos generan. Pero hemos de caer en la cuenta que, a nivel biológico, los eventos mentales los generan las reacciones químicas y electricas de nuestro cuerpo y de nuestro cerebro.
Es decir, si un día tenemos los niveles de serotonina más bajos de lo normal, por la razón fisiológica que sea, vamos a tener a sentirnos menos felices. Y además, no vamos a poder percibir correctamente la sensación de saciedad, por lo que vamos a comer más. Y seguro que no sabiendo que nuestra serotonina está baja, nuestros pensamientos son del estilo «soy una desgraciada, y además soy una comedora compulsiva». Y no damos oportunidad a cuestionar esos pensamientos, que nos hacen sentir mal, y lo peor reafirman en nosotras creencias abosolutas del estilo «soy una glotona y siempre lo seré».
Todas las personas tenemos la capacidad, que mejora con la práctica, de observar nuestros pensamientos. Al observarlos ponemos distancia entre yo y mi pensamiento, evitando la fusión (identificación) que hay entre la persona que lo piensa y el pensamiento, entre mi emoción y yo, y adquirimos así un estado mental que nos permite ver lo que experimentamos de una manera diferente, sin tanto sufrimiento.
Aquí te traemos la práctica de mindfulness «Atención a los pensamientos», para que poco a poco, puedas ir mejorando esa capacidad de observar los pensamientos.
Además, con esta práctica también vamos a derribar el mito más extendido sobre lo que la mayoría de las personas creen que supone hacer prácticas de mindfulness: el dejar la mente en blanco y no tener pensamientos de ningún tipo. Porque esto es imposible.
Nuestra mente genera pensamientos de dos maneras:
– Una es de forma deliberada y por voluntad propia, cuando queremos analizar, planificar, racionalizar conceptos, hechos, y acciones. Esta es una de las principales funciones de las capacidades superiores que tenemos los seres humanos.
– Y la otra manera es espontánea y no voluntaria generamos pensamientos automáticos, que surgen como un torbellino, aún en contra de nuestra voluntad de no pensar, es lo que llamamos “mente errante”.
¡Esperamos que te guste!
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Referencia bibliográfica:
Mennin, D. (2004). An emotion regulation treatment for generalized anxiety disorder. Clinical Psychology and Psychotherapy, 11, 17-29.
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