Las personas nos pasamos el día experimentando emociones, tanto positivas como negativas. Nuestras emociones nos dan valiosa información sobre cómo son nuestras experiencias y tambien nos provocan estados emocionales agradables o desagradables. Pero también pueden darle un significado valioso a nuestra vida.
Hay una emoción en particular, que la investigación científica ha demostrado (Emmons 2013) que tiene muchos efectos positivos en nuestro bienestar.
Es la gratitud. Las personas que experimentan la gratitud a menudo mejoran su estado de salud mental y físiológica, duermen mejor, disfrutan de relaciones sociales de mayor calidad y se sienten más orgullosas de sí mismas.
La gratitud es la emoción positiva que sienten las personas cuando otra persona le intenta dar o le da algo que considera valioso o algo que realmente es valioso: tiempo, esfuerzo, acompañamiento emocional, y por supuesto, dinero.
Pero para tener los beneficios que aporta la gratitud, no basta con pensarla, es necesario experimentarla profunda y conscientemente, con la mente y con el cuerpo, y también compartirla con otras personas, ya sean cercanas de nuestro entorno, o personas a las que no conocermo y que están lejos.
La gratitud está directamente relacionada con el bienestar, cuanto más agradecidas somos, mayor bienestar experimentamos. Entonces…¿Cómo desarrollar la gratitud?
Dar las gracias
(Wood et al. 2010) Podemos hacerlo mediante con tres tipos de acciones:
(1) Lista diaria de agradecimientos: diariamente escribir o pensar la lista de lo que ha sucedido ese día y por lo que estamos agradecidas. Esta técnica es la que tiene mayor potencia porque es agradable hacerla y es fácil y rápida de hacer. Además, una vez que experimentas lo bien que te hace sentir, se incorpora fácilmente en la vida cotidiana.
(2) Conciencia de agradecimiento: recordar, pensar o escribir sobre las experiencias o cosas que nos han ocurrido de una manera más general y por las que nos sentimos agradecidas (la semana pasada, en una reunión familiar, en las vacaciones, etc.). Esta técnica tiene la ventaja que en sólo unos minutos puede servirnos para subir el ánimo de inmediato.
(3) Expresiones conductuales de gratitud: se trata de escribir un texto o carta de agradecimiento a la persona que nos ha hecho “un regalo”, tangible o intangible, y por el que le estamos agradecidas. Después debemos comunicárselo personalmente. La investigación científica ha comprobado que este tipo de actividades reporta mayor bienestar a aquellas personas cuyos afectos positivos son bajos (emociones agradables como la alegría, buen humor, optimismo, entusiasmo y amor, entre otras).
Recibir agradecimientos y Conducta prosocial
La gratitud funciona para nutrir las relaciones personales y sociales y fomenta la reciprocidad. Podemos observar la gratitud desde el punto de vista de quien la facilita, es decir de la persona benefactora que da algo valioso, tangible o intangible, para la persona que lo recibe.. Es el comportamiento prosocial de una persona benefactora hacia una persona receptora.
El comportamiento prosocial va un paso más allá de la empatía. Consiste en tener comportamientos que puedan beneficiar a otras personas o que tengan consecuencias sociales positivas hacia ellas: ayudar, dar, donar, dar consuelo, ser confiable, compartir, asistir, cooperar, ser solidaria y altruista. Son comportamientos que incrementan la calidad de los lazos personales.
Cuando se trata buscar la felicidad, la cultura popular nos dice que debemos enfocarnos en nosotras mismas, de manera individual. Sin embargo, la evidencia de la investigación psicológica demuestra que lo que hace feliz a la gente es enfocarse prosocialmente en los demás, hacer «regalos» a los demás.
Desarrollar una conducta prosocial aumenta las emociones positivas y disminuye las negativas, mejora la salud física y psicológica, incrementa la esperanza de vida y nos proporciona mayor el bienestar.
Y otros motivos por los cuales nos beneficiamos con los comportamientos prosociales es que nos ayudan a inhibir el estrés y prevenir el aislamiento social.
Para entender el sentimiento que nos alienta a desarrollar una conducta prosocial podemos realizar un enfoque evolucionista. Los bebés nacen dependientes de la madre y, como consecuencia, requieren cuidados intensos al comienzo de la vida. Básicamente, este es el proceso natural que promueve el cuidado de otros: parejas y otras personas de la familia, amigos, etc. Desde esta perspectiva, el cuidar de los demás no es solo lo correcto, sino que es fundamental para la supervivencia de nuestra especie. Como has comprobado, es bueno potenciar nuestro “lado” prosocial.
Tanto para dar las gracias como para recibir agradecimientos, te proponemos el siguiente cuaderno de actividades. Puedes descargarlo, haciendo clic en el siguiente botón:
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¡Muchas gracias!
Referencias bibliográficas:
Emmons, R., Stern, R. (2013). Gratitude as a Psychotherapeutic Intervention. Journal of Clinical Psychology, Volume69, Issue8 August 2013 Pages 846-855 https://doi.org/10.1002/jclp.22020
Wood, A.M., Froh, J.J., Geraghty, A.W.A. (2010).Gratitude and well-being: A review and theoretical integration, Clinical Psychology Review, Volume 30, Issue 7, Pages 890-905,
ISSN 0272-7358
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